Ya vamos dando buena cuenta del invierno y se acerca la primavera. Acelerada, gracias a las cálidas temperaturas que nos acompañan estos días, la naturaleza se despereza y se prepara para el estallido de vida que trae la nueva estación.
Ya hace unas semanas que la mensajera blanca que año tras año anuncia este nuevo ciclo está entre nosotros. Ruidosa, enamorada e hiperactiva, sobrevuela confiada el cielo lerinés a lo largo de todo el día.
Por tanto, no se me ocurre mejor momento que este para volver con la sección de Naturaleza de LERÍN ES CAPITAL y conocer un poco mejor a una vieja amiga.
Vamos a contar algunas cosillas sobre la...
CIGÜEÑA BLANCA
De todas las aves que enriquecen nuestro patrimonio natural rural, pocas aves nos resultan tan reconocibles y familiares como la cigüeña blanca o cigüeña común.
Su tamaño y su aspecto, tanto posada como en vuelo, la hacen inconfundible.
Esta ave zancuda ronda el metro de largo y los dos metros de envergadura. Está cubierta por plumaje blanco, aunque las plumas de vuelo, es decir, la mitad trasera de las alas son completamente negras.
Su pico es largo y acabado en punta y presenta un tono rojizo-anaranjado en los adultos, rojo sucio en los jóvenes y negro en los pollos.
Las patas son de color rojo-anaranjado en adultos y rosas en los ejemplares jóvenes.
En vuelo, llevan el cuello y las patas estirados, aunque cuando hace mucho viento pliegan ligeramente las alas y colocan las patas hacia abajo para mantener la estabilidad.
Es un ave migratoria que en la Península Ibérica se reproduce principalmente en la mitad occidental, además de en Navarra y Aragón. Después, se suelen trasladar al centro y sur de África, donde pasan la época que aquí es más fría. De todos modos, sobre todo en las últimas décadas, y en algunas zonas, hay parejas que deciden ahorrarse el viaje y se quedan todo el año en la Península.
Además de las parejas que crían aquí, en época migratoria también nos sobrevuelan todas las cigüeñas originarias de Centro Europa, Países Bajos, Alemania... que pasan también por la zona mediterránea en su viaje para cruzar a África por el Estrecho.
Esta especie sufrió un enorme declive que alcanzó su mínimo histórico en los años 80 del siglo XX, sin embargo, su recuperación ha sido muy grande desde el inicio del presente siglo.
Las comunidades que acogen el mayor número de ejemplares son Castilla La Mancha y Extremadura, que, entre las dos, se reparten dos tercios de todos los ejemplares de España. El resto se reparte entre otras comunidades.
Su alimentación es variada. Principalmente grandes artrópodos, como saltamontes y escarabajos, y dependiendo de las zonas, también invertebrados, como lombrices de tierra y también algunos vertebrados, como roedores, lagartijas, ranas, culebras, peces, e incluso, algún pollo de otras aves, además de cierta cantidad de basura.
La cigüeña blanca es un ave muy ligada a la actividad humana, por lo que ocupa zonas de dehesas, regadíos, cultivos de secano y zonas húmedas. También es muy frecuente verlas en zonas donde hay basureros.
Se suelen reunir en colonias en la época de cría. En España, más de la mitad de los nidos están situados en construcciones humanas, iglesias, casonas, depósitos de agua, silos, chimeneas, torres de electricidad... aunque muchas de ellas también se sitúan en los árboles.
(Nido en árbol zona de "El Rebollar")
La plataforma del nido es una enorme pila de ramas, palos y raíces, que suele contener, además, tierra, hierbas, papel y otros materiales. Suelen medir entre 40-100 cm de altura y 80-140 de diámetro (aunque pueden superar los 2,5 metros de altura y los 2 metros de diámetro, y pesar unas 2 toneladas).
Lo construyen ambos sexos, aunque el macho aporta más material, y lo reutilizan varios años.
La puesta suele tener lugar entre marzo y abril y suele ser de tres o cuatro huevos. La incubación suele ser de 29-34 días y se ocupan los dos sexos, aunque en mayor medida la hembra, mientras el macho se encarga de proporcionarle alimento. Los pollos son cuidados por ambos miembros de la pareja, y se desarrollan completamente en 54-68 días. Son independientes al cabo de unos tres meses.
El gran declive que sufrió la especie a mediados del pasado siglo fue motivado por varios factores, pero los principales fueron las enormes sequías en sus zonas de invernada en África, que disminuyó de manera enorme la posibilidad de alimento, lo que provocó el desplome de su población, a lo que se sumó la transformación agraria del campo español, el uso indiscriminado de pesticidas, la caza ilegal (especialmente en África), además de accidentes y electrocuciones con tendidos eléctricos... etc.
La cigüeña blanca figura en España en el "Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial", aunque no figura en el "Catálogo Español de Especies Amenazadas".
Y como ocurre con tantas otras especies... “llegan los problemas”.
Un ave que siempre se ha ligado a las “buenas noticias”, a la llegada de la primavera, a la llegada de nueva vida a los campos... incluso, cómo no, a la leyenda, exagerada de pudor, para explicar a los niños la llegada a la vida de los bebés humanos, resulta que ahora, para algunos, es una “enemiga”.
El “choque de intereses” entre los animales libres y las personas no es nada nuevo y ocurre con una cantidad enorme de especies, y además puede ser por diferentes motivos, se trate de personas de un colectivo o de otro.
Conciliar estos intereses suele resultar bastante complicado, sobre todo si se tiene la suficiente amplitud de miras como para no pensar que el exterminio de otra especie es la solución (opinión, por desgracia, bastante extendida).
En el caso concreto de Lerín, actualmente, hay un número importante de cigüeñas para lo que era habitual antiguamente. Hay, aproximadamente, alrededor de 15 nidos, de los que, al menos 10, están en la torre de la iglesia.
Con los nidos que están en otros lugares del pueblo, o del campo, parece que no hay mayor problema, excepto algún lamentable percance como el de hace un par de años en el tendido eléctrico, que se saldó con una cigüeña muerta y unas horas sin luz en el pueblo. Ojo, que esto no es una mera anécdota, si los tendidos eléctricos no están convenientemente aislados, el peligro, además de a las aves, puede llegar a afectar también a las personas, o quizás pueda ser origen de incendios graves.
Pero aparte de esto, el tema de la torre de la iglesia tiene “encendido” a más de un vecino. La obra de arreglo de la cubierta de la iglesia supuso un esfuerzo económico grande, y ver cómo en unos pocos años va creciendo el número de nidos y el tamaño de estos, produce no poca intranquilidad y en algunos casos, cierto cabreo.
Este problema no ocurre solo en Lerín, evidentemente. Está ocurriendo en muchos municipios de una parte de España en los que se concentran un importante número de nidos, mientras que en otros han desaparecido. Y no es un tema de solución fácil.
En algunos lugares donde se acumulaban nidos en gran número se han colocado, no lejos de los habituales lugares de nidificación, estructuras apropiadas para ello, sin peligro para las aves y sin consecuencias negativas para los monumentos. Esto, en unos lugares ha funcionado mejor y en otros peor, pero es una posibilidad.
Lo que está claro es que, hoy por hoy, se pongan otras estructuras o no, no está permitida la retirada de nidos de cigüeña (y creo que esto afecta a toda la Comunidad Europea).
Sin embargo, investigando por ahí, he visto que hay alguna excepción a estas leyes. Al menos, sé que en alguna comunidad autónoma se han retirado algunos aunque, eso sí, por motivos muy concretos y siempre por parte de las autoridades correspondientes. Desconozco si en Navarra será viable en algún caso.
En estos casos, se ha recurrido a motivos de "seguridad", bien para los inmuebles o, sobre todo, si hay riesgo para las personas. Evidentemente, esas retiradas se han producido en la época en las que los nidos están vacíos, lejos de la época de cría, y en esos casos las intervenciones y los gastos que conllevan han corrido a cargo de la diputación correspondiente.
Está claro que no todos los nidos de la torre de Lerín cumplirían esos requisitos, pero quizás alguno de ellos, especialmente alguno muy grande que se encuentra sobre una zona muy transitada, produce cierta intranquilidad, y quizás merecería la pena alguna valoración al respecto.
Ese tipo de valoraciones, realizadas por técnicos objetivos y expertos, podría dar pie a alguna actuación si fuera necesaria, o bien, si el resultado resultara no ser preocupante, podría dar tranquilidad a quienes ven en esos nidos alguna amenaza.
Yo, por mi parte, prefiero ver a las cigüeñas como un tesoro más de nuestro patrimonio natural, más que como un "enemigo" a combatir (aunque de vez en cuando me dejen algún buen "pastel" en la terraza) :-). Quizás algún día lamentemos su ausencia, como ya ocurre en otros lugares. Pero en fin, en este tipo de asuntos, nunca va a llover a gusto de todos.
La naturaleza lerinesa rompe estos días en nuevos colores y llega nueva vida a nuestro campo.
¡Bienvenida, primavera!
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Artículo y fotografías: José York
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Muy ilustrativo. Y las fotos.... preciosas.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pedro. A base de insistir y de hablarles con palabras zalameras consigo que acaben "posando". :-D
EliminarLa verdad es que la cigüeña es un ave muy bonita y que gusta verla, pero lo de la torre mereceria un estudio para ver que se puede hacer. Las fotos chulas, como siempre.
ResponderEliminarEfectivamente, Agustín. Eso es lo que planteo en la parte final del artículo. Una valoración seria y experta sobre el asunto que realmente aclare el alcance del problema y, llegado el caso, proponga la mejor solución.
EliminarEn cuanto a las fotos... Muchas gracias! Ya sabes tú cómo va esto. Todo el día con un ojo "parriba" para no perder ocasión, y el otro ojo "pabajo" para no tropezarte. :-D
Y siempre la cámara a mano, claro! :-D.