miércoles, 21 de julio de 2021

EL ORFEÓN LERINÉS

 

"Nota veraniega" de LERÍN ES CAPITAL:

Estamos inmersos en un extraño verano en el que vamos dando bandazos entre la esperanza y la desilusión, entre el optimismo por las vacunas y el pesimismo provocado por la nueva variante y por la actitud insolidaria y egoista de una parte de la población.

Quizás, la cultura, el deporte, la gastronomía, algunas aficiones... sean actividades a las que agarrarnos para hacernos la situación un poco más llevadera y no caer en el desánimo .

Por nuestra parte, en LERÍN ES CAPITAL, y con este panorama, queremos contribuir poniendo nuestro granito de arena y, además de perseverar en la labor de recuperar, apuntalar y preservar, en la medida de nuestras posibilidades, la memoria cultural y social de Lerín y de ayudar a conocer un poco mejor a nuestro pueblo y a sus personajes, queremos intentar que, entre tantos problemas, paséis un ratillo entretenido con nuestras publicaciones. 

Por todo esto, LERÍN ES CAPITAL no coge vacaciones este verano y seguiremos con la faena (si la salud nos lo permite). 

Pero también os queremos pedir un favor, que no os va a costar mucho pero que para nosotros es muy importante: 

A lo largo de este verano DAD A CONOCER "LERÍN ES CAPITAL" a vuestros familiares y amigos. Si no usáis redes sociales, compartid los artículos por vuestro WHATSAPP. Incluso, comentadlo directamente en vuestras reuniones con amigos, vecinos o familiares. Resulta sorprendente ver que tras más de DOS AÑOS trabajando incansablemente en esto y 52 (¡¡¡cincuenta y dos!!!) artículos publicados, aún hay una gran parte de lerineses que no sabe que LERÍN ES CAPITAL existe. Por eso, vuestra colaboración es muy importante para que esto llegue a mucha más gente y el proyecto pueda seguir adelante.

Gracias de antemano.


Sin más, vamos ya con nuestro artículo de hoy. 

 

En esta ocasión, Charo López Oscoz, la infatigable "exploradora" de nuestro pasado, vuelve a zambullirse entre archivos y documentos y rescata del más que probable olvido al...

ORFEÓN LERINÉS


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Cuando se piensa en tiempos pasados se tiende a creer que lo conformaban gente atrasada y sin cultura, y no es así. Hoy quiero recuperar algo que probablemente ignores. ¿Sabías que en el siglo XIX se creó en Lerín un orfeón con fines culturales y recreativos?

 

Pues así fue; el primer día de noviembre del año 1895 se constituyó la “Sociedad Coral Orfeón Lerinés Santa Cecilia”. Antonino Blasco Bandrés figuraba a la cabeza como su director y presidente, y la componían una serie de individuos que juntos ayudaron a llevar el proyecto a buen puerto. 

 

 
Antonino Blasco Bandrés


La finalidad iba a ser muy clara: En la Villa de Lerín a primero de Noviembre de mil ochocientos noventa y cinco, se reunieron los Señores que aparecen al margen, con el objeto de constituir y fomentar un pequeño Orfeón, que si bien no llegue a colocarse a la altura en que se encuentran otros de su clase establecidos en varias capitales de España por la falta de personal y elementos indispensables al efecto, pueda sin embargo llenar los deseos de los señores reunidos, que no son otros sino el de proporcionar a cuantas personas contribuyen a su sostenimiento y desarrollo, horas de solaz y recreo”, y al efecto se pusieron a discusión las bases por las que se ha de regir esta sociedad coral, quedando por unanimidad aprobado el siguiente Reglamento Orgánico de la Sociedad Coral Orfeón Lerinés”. 

 


 

Las personas asistentes al acto de constitución fueron:

Antonino Blasco (Bandrés), Victorio Alfaro, Ambrosio Martínez, Ciriaco Alonso Velasco, Fidel Ochoa (de Zabalegui), Pedro Hualde, Marcos Bastero (Bastero), Félix Bastero (Octavio), Cecilio Ibiricu, Valentín Aramendía, Joaquín Larralde, Francisco Moreno, Ciriaco Alonso Sánchez, Leonardo Martínez, Valentín Sánchez, Eustaquio Bastero (Basarte), Luis Bastero (Echeverría), Martín Berisa, Pedro Ureta y Rafael Pérez.

 De esta primera asamblea salió elegida la junta directiva, que la conformaron: Antonino Blasco, como presidente y director, Pedro Ureta como secretario, Ciriaco Alonso Velasco, como primer vocal, Fidel Ochoa segundo y Ambrosio Martínez tercero.

La sociedad iba a estar compuesta por dos clases de individuos: los Fundadores o Propietarios, y los Protectores u Honorarios. Los primeros conformarían la masa coral, con una cuota a pagar de 25 céntimos de peseta al mes, y los segundos lo harían con una cuota mensual voluntaria (mínimo 25 céntimos de peseta) que serviría para el sostenimiento de dicha sociedad. El uso al parecer era exclusivo de los socios: El único y exclusivo objeto de esta Sociedad es fomentar en esta villa un Orfeón que con la cooperación de todas las clases de socios que han de constituirla, sirva para recreo de los mismos”, que podrían asistir a las veladas, conciertos y toda clase de funciones que se celebraran.

Para conseguir ese fin, el director se encargaría de dar dos tipos de clases: una a los socios de la masa coral y otra para el resto de socios que quisieran aprender. Todos ellos se comprometían a acudir a los ensayos con puntualidad, pagar las cuotas y acatar los acuerdos de la junta, además de observar una conducta ejemplar, tanto dentro como fuera de la sociedad, por lo que serán expulsados cualquiera clase de socios que dentro de las clases de enseñanza o en los que se celebren actos públicos por cuenta de la Sociedad, falten con sus palabras, acciones o conducta a la educación o decoro que se deben a sí mismos y a sus asociados por considerarlos indignos de pertenecer a ella llegado que sea este caso.

Y así comenzó el Orfeón su andadura; los ensayos se iniciaron en la casa del director; poco a poco, conforme se fue disponiendo de dinero, adquirieron también material. En el inventario consta una lista de cosas que se fueron comprando: dos docenas y media de sillas, que costaron 75 pesetas; un quinqué, 9 pesetas; una mesa, 10; un sello con su caja, 7 pesetas; una batuta, 4; dieciocho varas de tela color amaranto encarnado para dos cortinas, 9 pesetas; un telón para el escenario, 8´75; dos cortinas azules, 4´10; seis arañas, 8´90, etcétera. También se compraron trajes y ropa para representar las obras.


La siguiente junta se reunió el primer día de enero del año siguiente (1896) y en el libro de actas se citan también los nombres de los individuos que asistieron a la misma. En esta ocasión ya se diferenciaban los que pertenecían a la masa coral de los socios protectores.

-Señores de la masa coral: Sr. Director (Antonino Blasco Bandrés), Ambrosio Martínez, Ciriaco Alonso Sánchez, Pedro Hualde, Marcos Bastero, Félix Bastero, Luis Bastero, Eustaquio Bastero, Fidel Ochoa (de Zabalegui), Francisco Moreno, Victorio Alfaro, Valentín Sánchez, Valentín Aramendía, Joaquín Larralde, Leonardo Martínez y Martín Berisa.

-Señores Protectores: Sandalio Sánchez, Joaquín Pardo, Evencio Ochoa (de Zabalegui), Martín López, José Arbeloa, Bernardino Seguín (Pitillas), Valentín Gorricho, Pedro Ureta y José Lázaro y Ramón Esparza. Posiblemente había más socios protectores que no acudían a las juntas y es por eso que no aparecen sus nombres.

En esta junta se dice que Cirilo Abadía, que era socio fundador, había dirigido una carta a esta sociedad felicitándoles por los progresos y buena organización, y se ofrece para ayudar en lo que esté en su mano. Aporta además unas piezas corales que le había proporcionado “exclusivamente para este Orfeón” D. Elías Osinaga, componente del Orfeón Pamplonés y contralto del mismo. La junta, en agradecimiento, acuerda nombrar a dicho señor Osinaga vice-presidente honorario del Orfeón lerinés.

En esa junta se da cuenta también de que se había agregado a la masa coral Justo Moro (Alarcón) y de que se reeligieron de nuevo a todos miembros de la junta anterior, nombrando papelero avisador a Herminio Blasco (hijo del director), con un sueldo de dos reales al mes. Reemplazaba a Luis Bastero.

 


La última junta que quedó anotada en el libro de actas se celebró el día 28 de enero del año 1896; en ella se da cuenta de una aportación de piezas musicales que hace don Luis del Saso consistente en tres zarzuelas, cuatro piezas de Orfeón y varios sainetes, lo que le hace merecedor de ser reafirmado como presidente honorario (por lo visto ya había sido nombrado anteriormente al constituirse el Orfeón).

 

O bien no se volvieron a reunir más tras esta junta, o las sucesivas no constan ya en acta, pero el caso es que, en el libro de anotaciones, aparecen en blanco las páginas siguientes y así continúan hasta la última, donde, ya no será el secretario quien redacte el texto sino el propio director y presidente, Antonino Blasco, que lo hará en estos términos:

En la villa de Lerín a 11de julio de 1899, el que suscribe, en vista de la precisión que se encuentra de abandonar esta localidad por convenir así a sus intereses, como Presidente y Director de la Sociedad Coral Sta. Cecilia de Lerín, se despide de los Sres. de la misma y ofrece su casa...

Por lo que resultando que desde el primero de noviembre de 1895, época en que se fundó dicha Sociedad, hasta la fecha, 17 de agosto de 1897 ha venido dirigiendo en ensayos y funciones públicas, empleándose muchísimos días en la copia de las Piezas que componen el Repertorio, sin que por tal concepto haya sido retribuido con cantidad alguna; y a la vez han estado a disposición de la Sociedad en mi casa los muebles que al efecto se carecía de ellos en los ensayos, hasta tanto que paulatinamente se fueron adquiriendo las sillas y demás muebles que hoy existen.

Considerando que todo cargo debe ser retribuido, y que los muebles de mi propiedad fueron ajados antes de adquirirse los de la Sociedad, el que suscribe cree que esas cosas de poca monta, y tratándose entre amigos, opina deben quedarse los muebles existentes de la Sociedad, en compensación del deterioro de los suyos, y servicios prestados de referencia, con lo que da su despedida.

Y al efecto, hace entrega de los papeles de Piezas de música corales y el sello.

Lerín y Julio 11 de 1899

Firmado: Antonino Blasco

 

Los intereses a los que aludía Antonino eran que había sido requerido para ocupar la plaza de organista en su pueblo natal de Sangüesa, lo que le obligaba a abandonar Lerín.

 


Se podría pensar que tras esa eventualidad se disolvería la Sociedad musical lerinesa, sin embargo, esta debió de seguir funcionando ya que, gracias a unas facturas conservadas al abrigo de las páginas del propio libro de actas, he podido comprobar que al menos hasta el año 1910 se continuaron comprando elementos para ella. Alguien tuvo que ocupar pues el puesto que dejaba vacante Antonino hasta la llegada de su hijo, llamado también como él (y padre de Satur Blasco), que ocuparía el puesto dejado por su padre, tanto de organista de la parroquia, como de la Sociedad Coral. Es probable que éste (Antonino Blasco Hualde) siguiera durante unos cuantos años más manteniendo viva la chispa musical de este orfeón. 


 

Tras esta experiencia coral siguieron otras, aunque, de algún modo sea probablemente este el precedente de la actual Banda de Música de Lerín que, aunque de forma más altruista, continúa dando armonía al pueblo. Larga vida pues a la música y a la cultura local.

 

Transcribo el repertorio musical del que disponía el Orfeón, ya en febrero del año 1896, para hacernos una idea del número de piezas que manejaron:

-Dramas: La Tienda del Rey don Sancho. El Puñal del Godo.

-Zarzuelas, Los Dos Ciegos. Los Carboneros. Un Caballero Particular.

-Sainetes, Aprobados y Suspensos. El Avaro. El Pago de la Carta. La Madre y la Niña. Asturias del Amor. El Pago en Centinela.

-Piezas “orfeonadas”: El Alba. Los Zafra. El Aquelarre. Vals Burlesco. La Noche. Canción de Abril. La Retreta de Rillé. Las Ruinas de Atenas. Los Trovadores. Los Bandidos. Las Tres. Mazurca. La Aurora. La Tarde. Ume. Edervat. Retreta de Chapí. Misa de Gounod. Salve. El Molinero de Subiza. Jota Navarra. Jota Popular. Vals sobre las Olas. Celebres Dansses. Stadella. La Quinta de Amalia. Boreta del Riú. El Deseo, vals coral. El Juramento. Coro de la Diana. Ecos de un Naufragio. La Dicha del Labrador.

 

Es esta una página amable en la historia de Lerín que he tenido gusto en rescatar y que quiero dedicar a Satur Blasco Moreno, que guardó con cariño estos documentos sin saber que un día iban a ser recuperados para la historia local. Así como a la memoria de Antonino Blasco (padre e hijo), Antonio Ramos, Pablo Gallego, el actual Iñaki Sádaba, y toda la "masa coral" que a lo largo de los años han venido armonizando las festividades con sonidos melodiosos que generan sin duda consenso y cordialidad.

 

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Artículo: María Rosario López Oscoz

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